junio 26, 2007

Enseñar


Hace ya muchos años, el director de la revista Oro y Hora, el señor Faura, me informó que en la Escuela Llotja de Barcelona se estaba gestionando la creación de un departamento de joyería y que precisaban de profesor.

Me presenté…, y ahora permitidme omitir detalles porque ya han pasado casi veintidós años y sigo allí. Con la misma ilusión que el primer día, pero con mucha, muchísima, más experiencia.

Lo más importante, profesionales que pasaron por Llotja siendo casi adolescentes, hoy son reconocidos joyeros y joyeras, dirigen sus propios proyectos, algunos sus talleres o establecimientos, otros galerías y muchos otros y otras luchando, produciendo sus joyas para poder vivir dignamente.

Yo, inicialmente, pretendía enseñar con rigor y pasión el oficio de la joyería, y la vida, la experiencia y también las circunstancias me han enseñado que el lugar que ocupaba el rigor, mejor cederlo a la pedagogía. ¡Cuantas cosa he aprendido al lado de nuestros alumnos!

Algunos de estos profesionales, ellos y ellas, han pasado recientemente por las aulas de la Escuela Llotja a explicar a los alumnos y alumnas actuales, sus experiencias. Que alegría da verlos de nuevo “en casa”. Poder contar con la colaboración de algunos de nuestros ex alumnos, evidencia que el enseñar es básicamente transmitir generosamente conocimientos. Con la aportación de sus experiencias, en el mundo de la joyería, siguen la rueda de esta transmisión.

Me gustaría terminar recordando una frase de Robert Frank donde decía “…El oficio me lo enseñaron mis maestros, pero la curiosidad es personal, por este motivo el arte no se enseña…”


Imma Gibert
Profesora de Joyería

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